La relación que existe entre ellos es un tema sumamente interesante, que ha sido materia de muchos trabajos, sin que existan demasiados elementos contundentes. La relación, en general, se puede considerar subjetiva, porque es muy difícil establecer parámetros universales que permitan vincular un sonido o conjunto de sonidos determinados con un color, forma o imágen específica.
Las estéticas de historia del arte lo han realizado de alguna manera, al equiparar rasgos de las artes plásticas con elementos de la música. Por ejemplo, el uso de muchas ornamentaciones en la arquitectura barroca y en la música, aunque el concepto de ornemantación en música podría ser netamente cultural. Situaciones como la del renacimiento, en que se tomaba como ideal estético a las artes griegas antiguas, representó un problema, ya que las artes plásticas tenían como referente la escultura, pintura y arquitectura clásicas, pero la música no tenía ejemplos para basarse, por lo que se la tuvieron que "inventar", o construirla siguiendo tratados teóricos de aquella época.
En lo que respecta al color, se han realizado gran cantidad de estudios que han buscado relacionar las vibraciones de la luz y las del sonido. Así, físicamente se pueden equiparar ciertas frecuencias lumínicas con otras sonoras, pero esto no garantiza que el resultado de combinar ambas resulte en una armonía perfecta entre ambas. Seguramente el ejemplo más claro al respecto es el llamado "ruido blanco", que resulta de la combinación de todas las frecuencias audibles por el ser humano, al igual que el blanco es la combinación de todas las frecuencias visibles. Se genera electrónicamente, y es parecido a la "nieve" de una telivisión no sintonizada en ningún canal. Subjetivamente se han realizado trabajos en las artes escénicas y visuales, por ejemplo relacionando los colores cálidos con sonidos graves, y fríos con medios y agudos.
Por su parte, la música programática nacida en el siglo XIX ha construido elementos musicales relativos a personajes, situaciones y acciones específicas, que es lo que ha heredado la música incidental del cine: la segunda menor en los violines agudos de Psicosis que nos genera suspenso, el tema de Superman completamente "heróico", etc.
Muchos autores han trabajado el tema desde diversas perspectivas: el pintor Vassili Kandisnky, por ejemplo, utilizaba a la música como ejemplo del papel del artista en el mundo; Henri Matisse era violinista, lo mismo que Paul Klee. Este último opinaba que la música y la pintura vivían en épocas distintas y, por lo tanto, eran artes desfasadas. Dado que la música ya había resuelto el problema de la abstracción en el siglo XVIII, la pintura tendría que comenzar por el barroco y superar la confusión que trajo la música programática del siglo XIX. Otro maestro de la Bauhaus, colega de Kandinsky y de Klee, Johannes Itten, crearía un sistema dodecafónico, dividido en colores calientes para las quintas y en colores fríos para las cuartas. Como se ve, muchos pintores encontraron en el lenguaje musical la descripción exacta de sus imágenes coloreadas, sobre todo aquellos simbolistas que buscaron crear un cuadro sin ningún objeto reconocible en él; lo que ocurre también viceversa. Como anécdota al tema se puede mencionar el ambicioso proyecto de Henri Lagresille, llamado método de Lagresille en su honor, que trata de traducir obras maestras de la música clásica en cuadros de color, asignando equivalentes de estos a ciertos acordes y movimientos musicales, que hicieron de una tocata de Bach un espléndido mosaico multicolor de suaves celestes y fuertes púrpuras. Abajo te pongo un link interesante al respecto.
En mi opinión este paralelismo o equivalencia entre las diversas artes no debe construirse necesariamente desde elementos formales concretos, sino a partir de los elementos expresivos intrínsecos en la obra de arte o en el espectador. Tal vez no se deba de buscar equivalencias concretas entre forma musical y forma escultórica, o teoría del color con color orquestal, sino buscar en cada obra ese mensaje concreto o dibujo que emana de ella, y trasladarlo a otra obra de una disciplina distinta.